Continuando con mis comentarios sobre el libro fundacional "El origen de las especies" de Charles Darwin, debo admitir que mis conocimientos sobre la naturaleza, los animales y las plantas son sobrepasados por mucho, y me veo a gatas para entender algunos de los ejemplos. !Y eso que se trataba del siglo XIX! Es demasiado evidente lo poco que se sabe y lo mucho que tenemos que confiar a la especializacíón de otras personas. Una de las debilidades de la ciencia es que cada vez se hace más dificil para otro científico (y ni que decir para un ciudadano de pie) someter una teoría a una prueba bien diseñada, porque usualmente requiere de mucho dinero y de una experticia dificilmente alcanzable. La confianza entonces tiene que aumentar... y podríamos ser fácilmente presas de un timo por parte de un grupo de diez expertos mundiales en cualquier tema.
El segundo punto sorprendente es el diálogo permanente que Darwin hace con sus pares (sí, ese puñado de naturalistas que en el siglo XIX recopilaba datos sobre las especies). Conoce las ideas de cada uno; usa ejemplos de todos ellos; argumenta y refuta, dialoga y se pregunta, pero lo hace continuamente en relación con las objeciones que otros alrededor del mundo han presentado a su teoría y con las evidencias que diversas personas han recogido que parecen estar a favor o en contra de su teoría: maravilloso ejemplo de globalización hace ya siglo y medio. Excelente enseñanza para todo aquel que guarde en su corazón un científico dormido: escuchar y dialogar con sus pares en el mundo, ese grupúsculo de diez locos que están haciendo lo mismo que tú, es un paso fundamental para poder hacer ciencia.
La imagen es un intento de "mapa" de la Internet. Destacan las millones de conexiones, por lo que la elegí para representar esas líneas que pueden conectar a alguien con sus pares alrededor del mundo.
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